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Un maltratador en las altas esferas del poder

El escándalo por violencia de género en la Quinta Presidencial de los Olivos tiene contra las cuerdas al expresidente argentino Alberto Fernández y al peronismo. En ¿Qué pasó con lo que pasó? hablamos con Claudio Savoia, el periodista que obtuvo la primicia, y Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, sobre este escabroso tema.

El expresidente de Argentina, Alberto Fernández, está sumido en un escándalo por el que podría incluso terminar en prisión. Fabiola Yánez, la madre de su hijo y ex primera dama lo denunció ante la justicia por violencia.

Para probarlo, presentó fotografías y videos de sus hematomas, de un fuerte golpe en su ojo derecho y otros que le habría propinado el mandatario, incluso estando embarazada, así como capturas de pantalla de chats con María Cantero, la secretaria del entonces mandatario peronista. 

Las impactantes imágenes y el testimonio de la ex primera dama, quien acusó a Fernández de terrorismo sicológico e infidelidad, estremecieron a la Argentina que se ha mantenido en vilo por el desenlace de la que parece una película de terror para una mujer que afrontó violencia durante años. El peronismo también está contra las cuerdas porque una de sus banderas era la defensa de las mujeres y de los derechos humanos.

El escándalo ha ido creciendo porque aparecieron nuevos videos de los coqueteos del expresidente con Tamara Petinato, una periodista que aparece sentada en el despacho presidencial de la Casa Rosada. 

La investigación avanza rápidamente y han sido llamados a declarar varios testigos clave, entre ellos Federico Saavedra, quien era jefe de la Unidad Médica Presidencial, y quien dijo que el 26 de junio de 2021 Fabiola Yáñez lo llamó por teléfono para decirle que tenía un hematoma en uno de sus ojos. Como no podía desplazarse a la residencia presidencial le recomendó un tratamiento. A los cuatro días, el 30 de junio, Saavedra se desplazó a la residencia del mandatario y reviso personalmente a Yáñez. El médico dijo que al preguntarle cómo se había ocasionado el golpe, la ex primera dama le informó que fue un accidente involuntario con la cama.

Fernández, quien estuvo en la presidencia entre 2019 y 2023, ha negado las acusaciones y afirma que saldrá inocente de esta denuncia, pero sus problemas no son pocos porque está formalmente imputado.

Este es un caso escabroso protagonizado por lo que a todas luces es un agresor que contó por mucho tiempo con la complicidad de sus allegados y que violentó a su pareja mientras ocupaba el cargo más alto del gobierno argentino.

Las acusaciones que enfrenta son graves y preocupantes. La fiscalía determinó nueve hechos de violencia leves y graves que transcurrieron desde 2016 hasta comienzos del 2024 cuando Fabiola Yánez, una mujer de 33 años, viajó a España con su hijo y su madre. Cabe recordar que Yáñez conoció al expresidente Fernández cuando este era profesor y ella estudiante de periodismo.

Claudio Savoia, periodista del diario Clarín habló en ¿Qué pasó con lo qué pasó? sobre cómo obtuvo la primicia de esta lamentable noticia y los acontecimientos que se derivan de ella. Lo llamativo es que Savoia descubrió estos hechos al investigar un caso de corrupción relacionado con unos contratos de seguros de organismos públicos con intermediarios privados, que habría favorecido Fernández estando en el poder. Entre esos intermediarios había personas cercanas a su círculo, como el esposo de su secretaria privada María Cantero. 

Durante las investigaciones fue allanada la casa de Cantero y la justicia se quedó con su teléfono celular. Cuando los peritos de la Policía Federal analizaron su contenido encontraron fotografías, diálogos y chats de Cantero con Yáñez, en los que ella le pedía ayuda porque decía estar siendo golpeada. Esa información fue compartida con el juez Julián Ercolini quien, de manera reservada, consultó el tema a la Oficina de Protección a la Violencia de Género de la Corte Suprema de Justicia de Argentina. 

Savoia comentó que dicha oficina vio que el caso era grave y el 28 de junio de este año contactó por la plataforma de zoom a Yáñez, quien vive en Madrid con su hijo pequeño. La ex primera dama no negó los mensajes que intercambió con Cantero y al preguntarle si quería hacer una denuncia dijo que no. El juez Ercolini elaboró un acta donde constaba la información, que fue obtenida por el periodista de Clarín. Ese documento lo publicó el periódico argentino el 4 de agosto destapando un escándalo monumental de violencia de género en la Quinta Presidencial de los Olivos.

Después de discusiones y presiones de Fernández, quien supo antes que se iba a publicar la información porque el periodista lo contactó para conocer su versión, Yáñez llamó al juez Ercolini para solicitarle protección y que desarchivara el episodio. “Eso fue muy fuerte porque Yáñez pidió que Fernández no la siguiera hostigando, que no se comunicara con ella y reconoció que estaba sometida a una especie de tortura sicológica”, afirmó Savoia, al destacar el hecho de que el juez admitió esas restricciones y le prohibió al expresidente salir del país.

El periodista reconoció que esta noticia se convirtió en un gran escándalo porque se trataba de un presidente en funciones cometiendo un delito horrible en un lugar público, de uso privado, como es la residencia presidencial. No se trataba de la privacidad de cualquier persona sino de alguien que ejerció el cargo más importante de un país. 

Además, hubo otra particularidad. Fernández fue el presidente que manejó la pandemia y tuvo a los argentinos encerrados en sus casas por cerca de año y medio, en una de las cuarentenas más largas del mundo. En plena pandemia, la primera dama realizó una reunión para celebrar su cumpleaños, lo que provocó un gran escándalo. Este episodio hizo que Fernández responsabilizada a Yáñez por la impopularidad del gobierno y recrudeció el maltrato hacia ella.

Yáñez decidió denunciar a Fernández y contó que desde 2016 cuando iniciaron su romance hasta este año, el expresidente la sometió a humillaciones, hostigamiento, persecución y golpizas reiteradas. Por ejemplo, en 2021 cuando estaba embarazada el expresidente le pegó patadas en el vientre. 

A pesar de estos hechos de violencia nadie del círculo cercano del mandatario y la primera dama lo denunciaron. Era como un pacto de silencio. No denunció María Cantero que recibió el pedido de ayuda de Yáñez, y quien dijo que ese era un tema privado, ni Daniel Rodríguez, el intendente de la Quinta de Olivos, que declararon como testigos, no como imputados por encubrimiento. Según la ley argentina nadie está obligado a declarar en su contra. Sin embargo, tienen la obligación de decir la verdad bajo juramento, so pena de ser encarcelados por falso testimonio. 

Otro ingrediente es el tema de la infidelidad por el video que se conoció de la periodista Tamara Petinato sentada en el sillón del despacho presidencial, tomando cerveza y en un claro coqueteo entre ella y el mandatario. En su defensa, Fernández ha dicho que esas imágenes eran privadas, que estaban en el teléfono que le dio a su hijo de dos años, y que no sabe por qué se las dieron a la prensa. 

“Cuando Fabiola dijo haber sido víctima de humillación y desvalorización, que fue golpeada, uno retoma muchas denuncias de mujeres que han sido víctimas de distintos grados de violencia. Eso es frecuente y la justicia argentina tiene bastantes precedentes de los últimos años”, sostuvo Savoia.

El impacto sobre el peronismo

Ahora, de lo que están pendiente los argentinos es de la defensa de Fernández y cuál será el castigo de la justicia si es declarado culpable. 

En torno a los efectos políticos en el peronismo, Savoia dijo que pueden ser muy grandes, pero todavía no se ven. “Es como una deflagración atómica, donde todavía el hongo de la expansión radioactiva no llegó a su cenit y no podemos calcular sus consecuencias”. Sin embargo, reconoció que se están viendo los primeros resultados porque en Argentina los votantes están acostumbrados a perdonarles todo a sus dirigentes. Pero el kirchnerismo era un abanderado de los derechos de las mujeres, de los derechos de las minorías y cuando el máximo exponente del gobierno es un maltratador elegido por Cristina Kirchner, que es la líder y fue su vicepresidenta, el asombro de la sociedad es aún mayor.

Y finalmente, sobre cómo ha aprovechado Milei esta situación, Savoia dijo que en un primer momento fueron muy inteligentes siguiendo los consejos de Maquiavelo: “no interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error”. No se montaron sobre la indignación que causó este caso y se quedaron en segundo plano. Pero para el discurso de Millei esto ha sido un combustible fabuloso. En los últimos días han aprovechado el escándalo y han hecho comentarios en redes sociales 

Abusos y justicia inoperante

Para hablar sobre la perspectiva feminista de este tema de violencia de género en ¿Qué pasó con lo qué pasó?, dialogamos también con Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, ELA, que trabaja desde hace 20 años en una agenda de igualdad y protección de las mujeres frente a diferentes formas de violencia.

Entre las acciones que desplegó a raíz de estos hechos están la importancia de creer en el testimonio de las mujeres que denuncian situaciones de violencia y poner de presente que el agresor era una persona poderosa que había impulsado políticas vinculadas con la agenda feminista y la protección de las mujeres. También ha promovido una investigación eficaz y veloz de la situación y ha llamado la atención sobre el doble estándar que desde algunos sectores políticos se trata de hacer.

Gherardi dijo que este caso demuestra que la violencia de género también afecta a las mujeres profesionales y se dan en todas las clases sociales, en todos los niveles socioeconómicos y en espacios cercanos al poder por la dependencia emocional y económica. “Solo cuando las mujeres admiten que están viviendo en una relación enmarcada en la violencia, cuando el nivel de riesgo es muy alto o cuando hay evidencia frente a terceros de la gravedad de los hechos es cuando algunas mujeres buscan o aceptan ayuda, como el caso de la señora Yáñez”. 

Este es un fenómeno muy arraigado en la cultura y en la historia de América Latina. En Argentina, la violencia por razones de género cuesta la vida de cerca de 270 mujeres por año. El 60 % de esas mujeres víctimas de femicidio es asesinada por su pareja. En el país, una de cada dos mujeres refirió haber vivido violencia actual o pasada por parte de una pareja a lo largo de su vida. Tres de cada diez mujeres sufrieron violencia económica, dos de cada diez sufrieron violencia física. Además, en muy pocos de esos casos, las mujeres tenían una medida de protección otorgada por el poder judicial. 

“Si retiramos el acompañamiento, el apoyo, el financiamiento, los espacios de atención, las políticas económicas para brindar un apoyo patrimonial, económico, para las mujeres en situación de violencia extrema que no tienen recursos, la situación va a empeorar”, reconoció Gherardi, quién expresó su preocupación por la situación actual en su país con el gobierno de Javier Milei.

Recordó que en el 2023 Milei desarticuló el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, lo degradó a una subsecretaría y en junio de este año la disolvió. Es decir, hoy en Argentina no hay ningún organismo de ningún nivel que se ocupe del tema de la violencia hacia las mujeres.

Y no parece que la violencia contra la ex primera dama lleve a que el gobierno dé una señal en materia de protección a las mujeres. Solo existe la línea de asistencia telefónica 144 que funciona desde hace más de 10 años y vio recortado su presupuesto y su personal de una manera drástica. Para atender a todo el país tienen turnos con solo dos personas en algunas franjas horarias. 

Adicionalmente, el gobierno anunció el recorte de seis a tres meses de la ayuda económica del Plan Acompañar, que otorgaba un salario mínimo vital y móvil para las mujeres en situación de violencia, que tuvieran una dependencia económica extrema y un riesgo alto o altísimo respecto de la situación de violencia, pero, además, sólo se otorga si hay una denuncia de violencia, cuando se sabe todos los riesgos que ello implica si no hay un acompañamiento a la víctima.

“No es la falta de denuncia la que construye y refuerza la impunidad, es el mal desempeño del poder judicial porque lamentablemente una denuncia, si no es investigada, si no cuenta con representación jurídica y un buen sistema de administración de justicia que pueda comprender, evaluar las pruebas y aplicar el derecho de una manera adecuada, puede llevar a la impunidad, a la revictimización y estigmatización”, aseguró la directora del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género.

En torno a la pena que podría enfrentar el expresidente Fernández, Gherardi dijo que dependerá de las conductas que le terminen imputando, que no serían penas tan altas porque se habla de lesiones leves y otras graves y de abuso de autoridad. 

Es totalmente desconcertante que alguien con la investidura de presidente y los privilegios que ello otorga sea un maltratador de mujeres. La justicia aún no ha emitido una sentencia, pero las pruebas son contundentes. Ojalá la justicia sea eficiente e implacable en este caso y que la decisión no obedezca a intereses políticos. 

Este caso debería abrir una puerta para que el gobierno de Javier Milei reconsidere sus políticas hacia la seguridad de las mujeres y destine mayores recursos para protegerlas en caso de vulnerabilidad y de violencia. Si la primera dama de una nación puede ser víctima de algo así, qué se puede esperar de las mujeres que sufren maltrato físico y psicológico que están en inferioridad económica, social y educativa. Eso las ubica en un riesgo muchísimo mayor. 

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