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Lo que le diría a un acosador sexual

El movimiento #MeToo o #YoTambién que le ha dado voz a miles de mujeres víctimas de abuso sexual le ha tocado las puertas a su personaje más prominente en América Latina.

El acusado es Óscar Arias. Un hombre de 78 años muy poderoso, millonario, dos veces presidente de Costa Rica y además premio Nobel de la paz por su mediación para terminar con las guerras civiles en Centroamérica.

El prestigio de quien hasta hace poco había sido uno de los hombres más respetados de nuestra región está en tela de juicio tras la avalancha de acusaciones por agresión sexual.

Al menos 10 mujeres se han atrevido a acusarlo públicamente.  Dos de ellas; una psiquiatra y una ex reina de belleza, han presentado denuncias penales en contra del exmandatario.  Una por violación y la otra por abuso sexual.

El expresidente Óscar Arias ha negado los señalamientos.
La primera denuncia fue el 5 de febrero. La doctora y activista Alexandra Arce Von Herold denunció ante la fiscalía de Costa Rica que en 2014, cuando tenía 30 años, visitó la casa de Arias para entregarle documentos sobre una campaña antinuclear que impulsaba cuando, según su acusación, Arias se le acercó por detrás; le tocó los senos y la penetró con sus dedos.

“Me congelé, no sabía qué hacer.  Estaba tan en shock. Eso nunca me había pasado” le dijo la víctima al New York Times.

Y eso es precisamente lo que sucede.  No nos han educado para lidiar con los abusadores y mucho menos para detener a los abusadores poderosos.

Las mujeres no saben cómo reaccionar.  En nuestras sociedades machistas, denunciar los abusos es en muchos casos una humillación; un estigma que las puede dejar sin empleo, sin oportunidades, sin esperanza de que la justicia actúe e incluso sin la posibilidad de que les crean.

Me indigna que se cuestione el hecho de que muchas veces las mujeres esperan años para denunciar los abusos sexuales.  Ahí hay también una gran hipocresía y machismo.  ¿Por qué no se cuestiona con la misma intensidad el hecho de que miles de víctimas esperaron décadas para ventilar los abusos que sufrieron por parte de los sacerdotes católicos pederastas o pedófilos?   Esto es lo mismo; sólo que en este caso los vulnerables, en su inmensa mayoría, son mujeres.

Una persona tarda años en recuperarse psicológicamente, en superar la vergüenza, en llenarse de valor, en contar con el apoyo de los más cercanos para atreverse a contar públicamente lo que le sucedió.

Y aunque en los últimos años los movimientos #Metoo y #Niunamenos han logrado que las mujeres se armen de valor para denunciar los abusos cometidos por hombres poderosos y otros no tanto, aún falta mucho por hacer para educar a los hombres, dejar de encubrir a los abusadores;  empoderar a las mujeres y proteger institucionalmente a las víctimas.

Entonces ¿qué hacer o qué decir cuando se sufre de acoso o abuso sexual?  Esta es una conversación que hay que tener con todas las mujeres y hombres que nos rodean, empezando con nuestros hijos.

Es indispensable que fomentemos la igualdad y el respeto hacia la mujer en el hogar.  No podemos criar hijos machistas.  Las madres y los padres tenemos una gran responsabilidad.
A los hombres que me leen es importantísimo que tengan claro que cualquier coqueteo, insinuación, contacto o avance de corte sexual debe contar con el consentimiento del otro.   Ese es el punto de partida.
Cuando tengan dudas sobre su aceptación por parte de la mujer ¡simplemente pregunten!

Generalmente estas situaciones de acoso comienzan con insinuaciones y simples coqueteos no deseados. Si reaccionas a tiempo y adecuadamente tienes mayores posibilidades de que las cosas no escalen a un abuso sexual.

Así que aquí van algunas recomendaciones de expertos, especialmente si el abusador en tu superior, tu jefe al que estás subordinada.  Ante los piropos, travesuras o bromas subidas de tono, no les sigas el juego.
Puedes empezar diciéndole con firmeza “ese comentario fue inapropiado y muy poco profesional”.

Le tienes que decir que te sientes incómoda y que le agradecerías que no coquetee contigo; o haga ese tipo de bromas.

Si hay un toqueteo o manoseo, lo retiras del brazo o en el peor de los casos lo empujas y le dices “esto es acoso sexual”.   Si quieres ser todavía más firme le puedes decir algo como “espero que sea la última vez que intenta ponerme una mano encima”.

También le puedes decir “no es no”.  Insiste:  ¿qué parte del no, no entiendes?”

Lo que dices no tiene que ser muy ocurrente o muy elaborado solo necesitas mandarle un mensaje contundente a tu acosador para que le quede claro que lo que está haciendo está mal.

En todos los casos, te das media vuelta y te vas.

Si la cosa progresa, le dices que lo vas a tener que denunciar ante recursos humanos o ante la oficina del trabajo o ante la junta directiva de la empresa o incluso denunciarlo en las redes sociales.

Trata de no estar a solas con ese posible abusador.

Cuéntale de estos acosos a gente que te apoya, compañeros de trabajo o algún supervisor en el que confíes o a miembros de algún grupo al que pertenezcas.

Si los abusos persisten, prepárate para una batalla legal o un proceso de denuncia en tu empresa.
Guarda pruebas, graba. Toma fotos de los textos, de las fotografías que te envía.   Es mejor tener evidencias.

Otra cosa que puedes hacer es escribir lo que te sucedió; el día, la fecha, lo que pasó, lo que te dijo. Eso te puede servir en el futuro para presentar una denuncia formal. Las cosas suelen tener más fuerza cuando están por escrito.

Si nada de esto te funciona, haz como en México donde un grupo de mujeres lanzaron una campaña para evitar el acoso sexual contra la mujeres en las calles.
Andan con un pito o un silbato y una tarjeta roja. Cuando son acosadas, soplan fuerte el silbato, sacan la tarjeta roja y les dicen “ No quiero tu piropo; quiero tu respeto”. “Fuera por acosador.”

Y si pueden le entregan a ese hombre un manual para enseñarle a respetar a las mujeres.
Estas son las claves:

1. No mirar directamente a ciertas partes del cuerpo de una chica.
2. No persistir en encontrarse con ella “casualmente”.
3. No comentar el físico de una mujer.
4. No tocar el cuerpo de otra persona de manera abusiva.
5. No silbar.
6. No señalar, ni llamar la atención con gestos obscenos o miradas lascivas.
7. No reaccionar ante los comentarios morbosos hacia las mujeres.
8. No por ser lesbiana está permitido burlarse de una mujer.
9. Ponerse en los zapatos de las mujeres.
10. Encabezar las luchas para respetarlas y defender sus derechos.

Compártelo con los hombres que rodean tu vida. Nunca está demás.

¡No te calles! el silencio es cómplice.

Pd: Hace unos años, después de celebrar en grupo el fin de una asignación de relaciones públicas, un colega con el que sólo compartía ocasionales coberturas periodísticas tuvo la osadía de preguntarme en el ascensor cuando regresábamos al hotel “¿Quieres pasar a mi habitación y te hago un masajito?”
Y yo le respondí con cara y tono de molestia: “Nooooooo, ¿qué te hace pensar que yo quiero un masaje?” Terminé la pregunta justo a tiempo cuando la puerta se abrió en su piso para que él saliera del ascensor hacia su habitación.
Algunos hombres tienen la estrechez mental de pensar que si las mujeres somos amables y sonrientes, les estamos dando luz verde para que nos inviten a la cama.

A continuación les comparto el enlace directo del nuevo episodio de #JANIOTPM:  https://www.youtube.com/watch?v=8edWWnbp4ps

 

Expresidente de Costa Rica, Óscar Arias.