Vamos por partes: el petróleo es la principal fuente de ingresos de Venezuela. Su población depende de la venta de crudo para subsistir. Pero PDVSA, la empresa estatal de petróleos produce cada vez menos. Cuando el fallecido presidente Hugo Chávez llegó al poder en febrero de 1999 Venezuela producía 3.500.000 barriles de petróleo al día. En 2013 cuando Nicolas Maduro asumió la presidencia el país producía 2.700.000 barriles diarios. Hoy en día produce 1. 700.000 barriles diarios, según la OPEP. La que era la gallina de los huevos de oro se ha ido secando.
¿Por qué?
La mala administración de PDVSA, la crisis económica, la abultada deuda y una corrupción rampante han vaciado las arcas de la empresa y han terminado en la falta de mantenimiento de equipos y repuestos por lo que algunas plantas están paralizadas. 69 ejecutivos de PDVSA y CITGO, (subsidiaria de PDVSA en EE.UU) están presos, incluyendo 2 ex-presidentes de la petrolera. Un tercero, Rafael Ramírez, el otrora todo poderoso ex ministro de energía, se encuentra prófugo. El propio fiscal de Venezuela ha dicho que entre 2009 y 2015 se desviaron en prácticas corruptas 4.500 millones de dólares de PDVSA y la asamblea legislativa estimó en 11.000 millones de dólares el monto de la malversación de fondos entre 2004 y 2014.
Si Estados Unidos prohíbe la compra de petróleo venezolano sin lugar a dudas sería una de las sanciones más severas. Venezuela exporta 1.300.000 barriles diarios. Una buena parte de esas exportaciones, cerca del 40%, se usa para pagar la deuda que Venezuela tiene con China y Rusia. Es decir; Venezuela les paga con petróleo préstamos adquiridos de unos 50.000 millones de dólares y por lo tanto esas exportaciones no le generan dinero a Venezuela.
Le quedan 800.000 barriles diarios que producen ingresos y de esa cantidad, unos 500.000 barriles se exportan a Estados Unidos. Para terminar de completar la dependencia de Estados Unidos, Venezuela no sólo le vende a Estados Unidos, también le compra crudo ligero y gasolina que mezcla con su petróleo pesado para utilizarlo en su mercado interno.
¿Qué medidas podría adoptar Estados Unidos?
Podría suspender la importación de petróleo venezolano. Podría prohibir la venta de petróleo liviano y gasolina. También podría restringir la cobertura de seguro para buques petroleros de PDVSA y su carga de hidrocarburos. Se especula que si otros países se unen a las sanciones, por ejemplo Panamá, en una medida que hasta ahora ha negado, podría impedir el paso de buques petroleros por el canal de Panamá.
¿Cómo afectarían estas sanciones a Venezuela?
El gobierno de Donald Trump ya le impuso a Venezuela sanciones financieras que están surtiendo serios efectos: ni Venezuela ni PDVSA pueden emitir deuda. Citgo, con refinerías y gasolineras en Estados Unidos no puede enviar dividendos a Venezuela. Citgo además está hipotecada por los tenedores de bonos y una empresa rusa.
Sin dólares de la venta de su petróleo, Venezuela se vería en mayores aprietos para financiar sus importaciones de alimentos, medicinas y repuestos; todos sectores donde ya existe una gravísima escasez. La inflación, que ya es un escándalo y que terminó el 2017 en 2.000 por ciento, aumentaría aún más. El país podría entrar en un default o cesación de pagos.
Si Venezuela deja de recibir gasolina de Estados Unidos impactaría al ya deteriorado parque automotor afectado por la falta de producción y repuestos. Según cifras de la Cámara Automotriz de Venezuela, el país pasó de producir 170.000 automóviles en 2007 a solo 2.768 vehículos en 2016.
¿Qué significa para Estados Unidos?
La verdad es que Estados Unidos produce cada vez más petróleo y depende cada vez menos de las importaciones de crudo; incluyendo el petróleo venezolano. Citgo y otras refinerías del Golfo de México se quedarían sin petróleo para refinar; por lo tanto tendrían que importar petróleo de otros países. La Asociación de Refinerías de Texas protestó por las posibles sanciones porque les encarecería sus costos y disminuirían sus ganancias, al tener que adquirir petróleo de otros países lejanos. También se podría registrar un leve aumento en el precio de la gasolina en algunas zonas de Estados Unidos.
Con sanciones al petróleo venezolano también sufrirían las naciones caribeñas que hacen parte de Petrocaribe. Estos países reciben petróleo (unos 150.000 barriles diarios) a precios subsidiados y además tienen beneficios en sus planes de pago.
¿Qué opciones tendría Venezuela?
Venezuela podría venderle su petróleo a China, Rusia o India; pero no le sería tan fácil abrir otros mercados porque se necesitan refinerías especiales para procesar el crudo pesado venezolano. Las empresas estadounidenses que aún operan en el área de servicios petroleros en Venezuela podrían ser expulsadas. Políticamente, un eventual embargo petrolero victimiza a Venezuela y le da municiones a la izquierda latinoamericana para seguir atacando a Estados Unidos y acusarlo de imperialista e intervencionista.
La verdad es que Venezuela ya vive con los efectos de lo que podríamos decir son sus propias sanciones; que son el resultado de un descomunal desgobierno. El deterioro de la producción petrolera es tal que la población ya está sintiendo sus efectos como si estuviese vigente un embargo.